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Después de haber estudiado y trabajado durante años en la consulta con el problema del maltrato entre iguales y de la violencia en el ámbito escolar llegamos a la identificación de tres elementos sobre los que habría que intervenir para ser eficaces a la hora de prevenirlos.

1.- Tolerancia a niveles inadecuados de violencia.

Violentas son todas las conductas que buscan hacer un daño intencionado a otro. Es verdad que la violencia forma parte de la vida pero debemos tener tolerancia cero cuando se utiliza de forma ilegítima y/o en situaciones en las que no es necesaria. Los menores reciben mensajes como “no es para tanto”, “son cosas de niños”, “arregladlo entre vosotros” que posibilitan en muchas ocasiones una validación explícita o implícita del uso de la violencia entre iguales.

2.- Falta de recursos para la activación de la empatía.

La empatía es la capacidad que nos permite conocer y sentir las emociones de los demás. Es imprescindible desactivar la empatía para realizar una conducta violenta. En el balance entre la defensa de mis deseos y la posibilidad de dañar a otro la empatía juega un papel básico. Si no conocemos los mecanismos por los que se activa o se desactiva facilitamos la aparición de conductas de maltrato.

3.- Abordaje de los conflictos desde el rol.

Entendemos que debe haber un abordaje previo exento de roles. Cuando los roles aparecen en la intervención, estos suelen complicar la búsqueda de soluciones. Todos podemos ser víctimas y/o agresores en un momento dado. Dejar los roles a un lado y trabajar los conflictos desde lo emocional, desde la visión de la empatía facilita la prevención del maltrato.